Entrevistamos a Alberto Madueño Paiser, Ingeniero Técnico Industrial especialidad en Mecánica y, actualmente, estudiante del Máster Universitario en Tecnologías y Procesos Industriales Avanzados (MUTPIA), ambas titulaciones realizadas en la Escuela de Ingenierías Industriales y Civiles (EIIC) de la ULPGC.
Hola Alberto. Gracias por colaborar en esta iniciativa para dar visibilidad a nuestros estudiantes y egresados. Háblanos sobre tu primera trayectoria en la Escuela. ¿Por qué estudiaste Ingeniería Técnica Industrial especialidad en Mecánica?
Siempre me ha gustado el mundo de la automoción y el motociclismo, pero también porque de pequeño, en el colegio, hacíamos excursiones a fábricas de juguetes, textiles, etc. (me crie en Valencia). Y ver cómo por un lado entraba un trozo de metal y después de pasar por muchas máquinas salía un producto acabado, me parecía alucinante. Y desde entonces fue ingeniería o nada. Y también porque de todas las ingenierías, era la que tenía el abanico más amplio para poder ejercer.
Empecé Ingeniería Técnica Industrial en 1998, después de haber hecho el primer curso de Ingeniería Industrial en la UNED. En aquella época no era como ahora, que hay campus virtual, correo electrónico y videollamadas. Te daban los tochos de libros a principio de curso y en enero y junio tenías los exámenes. Fue muy duro. Por eso me pasé a la Técnica, quería acabar cuanto antes, ya ves, total 4 cursos y el proyecto, que era otro curso más. Y en la EUP de entonces me fue muy bien, acabé en el 2003.
Una vez titulado como Ingeniero Técnico Industrial especialidad en Mecánica, ¿en qué sectores trabajaste?
Pues he podido trabajar en varios sectores. Empecé en sistemas de protección contra incendios, ofertando, dirigiendo obras, certificando instalaciones… y también como ingeniero de ventas de unos de los principales fabricantes de sistemas de detección y extinción. Ahí pude hacer algunos proyectos muy interesantes como la central eléctrica del aeropuerto de Alicante, el centro de controladores aéreos de Valencia y algunos más.
He trabajado como perito de incendios y riesgos diversos y de vehículos. He dirigido el departamento técnico de una de las empresas más importantes de vending de Canarias, y he trabajado también en el sector de la lavandería industrial, un sector muy interesante, por cierto… Ver cómo meten centenares de kg de sábanas por una tolva, y después de pasar por varias máquinas, de manera casi totalmente automatizada, y que al final salgan limpias, planchadas, dobladas y apiladas, es digno de ver.
Y ahora soy Técnico de Laboratorio de Ciencias de los Materiales, aquí en la EIIC.
Entiendo entonces que estudiaste en la antigua Escuela Universitaria Politécnica de la ULPGC, pero luego intercalaste trabajos en Canarias y en la comunidad Valenciana. ¿Podrías darnos más detalles de ese vínculo?
Sí, me crie en Valencia. Por motivos de trabajo trasladaron a mi padre a Canarias y coincidió con mi inicio de la carrera. Por eso estudié aquí. Cuando terminé los estudios empecé a trabajar en una empresa de sistemas contra incendios en Gran Canaria. Pero mi arraigo a la “Terreta” (Valencia) es muy fuerte. Además, quería saber cómo era trabajar en la península. Así que cuando se presentó la oportunidad adecuada, decidí volver. Pasé unos años muy buenos allí, personal y laboralmente. Y a finales de 2011, por motivos personales, decidí volver a Las Palmas para estar más cerca de la familia.
Este es mi caso particular, y desde el punto de vista profesional, es algo que recomiendo. Tener la oportunidad de trabajar fuera, bien sea en la península o en el extranjero, enriquece mucho y te da perspectiva.
Posteriormente decidiste matricularte en el Máster Universitario en Tecnologías y Procesos Industriales Avanzados (MUTPIA) de la EIIC. ¿Qué motivos te llevaron a ello y cómo conociste este máster?
Pues una vez que entré a trabajar en la Escuela, me entró el gusanillo de hacer el doctorado, pero por razones administrativas que aún no termino de entender, no pude acceder a cursarlo. Después hablé con Alejandro Yánez, el director del departamento de Ingeniería Mecánica, y me comentó la posibilidad de hacer este máster para después poder acceder al doctorado.
Acabas de terminar el primer semestre de dicho máster. ¿Qué tal ha ido?
Pues muy bien, creo que voy a aprobar todo a la primera, aunque me faltan un par de notas por saber, pero tengo confianza en que estarán bien. Pues mira, ha sido muy duro, no te voy a engañar. Clases de 15 a 21 h todos los días después de la jornada de trabajo, una cantidad incesante de trabajos y de materia para estudiar, sacrificar los fines de semana y pasar todas las Navidades pegado al ordenador. Pero como digo esto, también te digo que he aprendido una barbaridad. El máster es muy diverso y actualizado con las nuevas tecnologías. He aprendido sobre materiales compuestos, fabricación aditiva, biomecánica y biodiseño, cómo funciona el proceso de investigación científica, a diseñar el motor de un avión y muchas más cosas. Y los profesores también muy bien. Todos son expertos en la materia que imparten, han sido muy cercanos, nos han ayudado y han resuelto nuestras dudas prácticamente de inmediato, incluso durante las Navidades.
Y algo fundamental ha sido coincidir con mis compañeras y compañeros. Nos hemos apoyado mucho los unos en los otros, hemos mostrado un gran interés por todas las asignaturas y hemos ido a por todas desde el principio. Ha sido una gran suerte tenerlos.
Entonces ahora faltaría el Trabajo Fin de Máster. ¿De qué va?
Sí, y ¡ya he empezado a hacer ensayos! Pues va de comprobar cómo unas estructuras porosas de titanio fabricadas con impresora 3D con láser, van a comportarse cuando se implanten en un ser vivo. Estas estructuras, o scaffolds, se implantan en huesos que han sufrido alguna lesión, favorecen que las células óseas crezcan, alrededor y por dentro de estas estructuras, haciendo que la regeneración ósea sea mucho más rápida y eficaz. Estas estructuras van a estar sometidas a los mismos esfuerzos que puede sufrir un hueso normal. Pues mi trabajo va de eso, someter estas estructuras a una serie de ensayos que simulen esos esfuerzos y verificar que van a poder soportarlos.
Si hace cinco meses me hubieran dicho que iba a hacer algo así, no me lo habría creído. Me parece algo sumamente interesante y apasionante.
Por último, aprovechando que has cursado dos titulaciones en épocas diferentes, ¿qué cosas crees que han cambiado para mejor y para peor?
Pues justo este año hace 20 años que terminé y han cambiado muchas cosas, y la mayoría para bien. Para empezar, las aplicaciones informáticas. Cuando yo estudié, la única aplicación informática que usamos fue el Autocad, ¡¡¡¡¡el 14!!!!! Y con qué ordenadores. Ahora prácticamente en todas las asignaturas se utilizan programas informáticos y lenguajes de programación, cosa que me parece muy positiva.
Otro punto importante en el que se ha cambiado, y me ha gustado mucho, es que es posible aprender y dominar una materia sin tener que hacer un examen, o que el examen es una parte más de la nota final, no la única, y no implica que sea más fácil aprobar.
También me ha sorprendido la cantidad de recursos de los que dispone ahora la Escuela. Hay un edificio de fabricación integrada (en el Parque Científico Tecnológico), ¡y se fabrican cosas con las últimas tecnologías! En mi plan de estudios tuve una asignatura que se llamaba “Cálculo, Construcción y Ensayo de Máquinas”. Vale, pues de construir y de ensayar, nada, todo diapositivas. Puede que en aquel momento no se dispusiera de grandes recursos, pero la formación que recibimos fue excelente.
Gracias Alberto por tus respuestas. Te esperamos para repetir esta entrevista con el título de doctor bajo el brazo. ¡Ánimo!